enero 30, 2008

XVII

Estás ahí.
Sí, aquí estoy.
Hace mucho que no hablamos.
Lo sé.
¿La invitación sigue abierta?
Tal vez.
(Un tal vez que suena a un sí).
Juegas conmigo.
(Juegos de manos, juegos de villanos).
No juego.
Sólo sé que tú y yo nos debemos algo.
Y ya no tenemos toda la vida.
(Debe ser ahora).*

*De "Cuentos extraños e iracundos" (con las fallas espaciales del html)

XIV

Noche a noche aparecía como un fantasma que me observaba desde lejos. Una atmósfera húmeda, como si las gotas de la lluvia se negaran a caer, pero no a mojar. Unos peces que vuelan, rescatando al héroe de la furia de Poseidón, la cruel princesa mira impertérrita la horrenda escena en que el embrujo del mar insiste en devorar al héroe.
Pero el asunto parece mentira. Ya no cree en héroes odiseicos que se atrevan a cruzar el mar por el amor de una mujer. Es para reírse. Y lo hace.
Sin embargo, la humedad del aire es real. Sí está mojada. El héroe corre a su lado, intentando huir de la humedad que se transforma en gotas, en chorros, en ríos, en mares de lluvia, en una cuarentena diluvial, que incita a huir.
La calle, la de los sueños de la infancia. La boca y el silencio. La inmanencia de la sospecha. No más. Es mejor así.*


*De 'Cuentos extraños e iracundos'.

enero 29, 2008

Princesas, príncipes y sapos

Estaba leyendo un texto de un fotolog, en una de mis caminatas de paseante postmoderna, algo sobre los príncipes azules y las princesas, en el que se planteaba la posibilidad de atesorar la famosita historia aún sabiendo su calidad de ficción o, como diría un conocido, su mera cualidad de discurso cultural occidental.
Efectivamente tal historia infantil no tiene mucho asidero en la realidad, pero tal como leí por ahí buscamos la forma de convertirlo en algo concreto y anhelamos que la historia de amor del chileno que se casó con la sueca que conoció en Miami tenga mucho de cuento de hadas y poco de una historia de dos seres humanos que decidieron unirse bajo el tenue discurso del amor occidental.
En este sentido son cientos de ejemplos los que pueden citarse para reafirmar la idea de que el príncipe azul existe todavía y que en algún momento de la vida te puede tocar a ti ser la afortunada princesa y que algún guapo príncipe llegará a rescatarte. Porque en el trasfondo de la historia reside el hecho de que debes ser rescatada y, aunque nos creemos modernas y no necesitamos de un protector, si culturalmente insistimos en la famosa historia, insistimos en que queremos ser rescatadas.
Y qué mejor ejemplo que ese programa de citas de Canal 13, "Amor Ciego". He pensado en la posibilidad de que me pongan al frente no un montón de príncipes, sino de sapos con potencial, a los que debo descubrir tras una serie de pruebas tontas, de citas de cinco minutos, de declaraciones de amor patéticas y mamonas o después de una tarde de juego con críos llorones.

Honestamente nunca me han gustado los hombres demasiado bonitos (excepto un par que resultaron ser un fiasco), la cara no me parece algo trascedental, pero que ni siquiera me den la posibilidad de elegir al grupo de prospectos es algo que me desagrada completamente, en última instancia creo que cada uno puede decidir, entre los normales, aquel que le parece más interesante o atractivo y no que un director de TV, con el afán de llamar la atención con sus pocos agraciados participantes, considere los elegidos.
No me gustaría enamorarme de ninguno de ellos, no por feos, sino por tontos, porque las formas que el programa establece para 'enamorar' a la princesa sólo hacen que a los prospectos se vuelvan más idiotas y menos interesantes para formar una pareja.
Y todos quieren rescatar a la princesa, la cual extrañamente cumple muy bien su rol. Ante todo, es una mujer joven (23 años) muy guapa, parece más bien modelo que una mujer normal, es independiente, un poco arrogante y trata de demostrar que ella no necesita de un compañero, característica típica de la 'mujer moderna'. Junto con ello se destaca que la princesa tiene una vida bien sufrida, de manera similar a lo que ocurre con las princesas de los cuentos y en este momento, aunque no lo diga, quiere ser rescatada.
También me parece curioso el hecho de que los galanes deban jugársela sí o sí por ganar el amor de la joven, todos deben volverse pátéticos en algún momento y pronunciar una declaración de amor tan cursi que parecen poemas de amor leídos en la web, todo para no abandonar el castillo de la princesa. Uno que otro participante suele citar, a medias, a Neruda pero a estas alturas es casi como cantarle una canción de Cristián Castro. Raro es que a todos les haya gustado la señorita, cierto que es una mujer atractiva, pero y ¿si es pesada?, ¿arrogante?, ¿insoportablemente engreída?, ¿le gustan los lujos y los restarauntes caros? Entonces, todos siguen demostrando lo patético que son los participantes, ninguno de ellos ha dicho 'me voy', ella no me gusta. Sino todo lo contrario.
Una armazón perfecta para el mejor de los cuentos que leímos cuando éramos chicas. Una nueva vuelta de tuerca a la historia que la cultura insiste en mantener a fuego. Nuevamente, el formato de lo 'real' es el que gana más adeptos, en este caso con el condimento de ese amor mágico digno de cuento de hadas.
Dicen que el amor es ciego, sordo y mudo y en este caso creo que podríamos agregar bruto. Las luces de un estudio de televisión han insistido en mantener la ilusión de los cuentos, dándole énfasis a la que narra el hechizo del príncipe-sapo. Recordemos que la historia se acaba cuando ambos se besan, nada se sabe de lo que pasó después, porque aunque digan 'y vivieron felices comiendo perdices' nada asegura la eternidad de la relación.
Y en este caso, menos.

enero 09, 2008

Nuevo Blog

Les dejo el link del blog de mi viaje "Nuestro viaje a las Alturas".
Bellas vacaciones para todos.