octubre 14, 2006

Queremos ser ‘blanquitos’

La cafetería estaba fría. Extraño, porque estamos a mediados de octubre del hemisferio sur y una avalancha de nubes negritas se acercaba amenazante. Bajo la mesa, los paraguas descansaban ansiosos de recibir un poquito de agua ya que junio y julio se los había negado. Así, con el frío de la mañana, el perro del hortelano ladrando solo y el cafecito ‘Nescafé’ humeando; recordábamos un deseo, no se si chileno, de querer ser ‘blanquitos’.

Un dato. Acá, en Chile,los niños (siempre que no sean del barrio alto) ya no se llaman Pedro o Rosa. Ahora, sus nombres son elegidos, por ejemplo, según como se llame la/el protagonista de la teleserie de moda. Aparece entonces una camada de guagüitas que se llaman: María Salomé (si esta el María), Adán, Kiara, Grethel (en todas sus versiones Grettel, Gretell, etc).

También encontramos una serie de nombres extranjeros, gringos en su mayoría. En el
Registro Civil aparece una lista de deformaciones que sufren nombres como:
Bryan: Brayan, Braian, Brain, o en el peor de los casos, Brallan.
Michael: Micael, Maickel.
Stacy: Staicy, Esteici, Esteicy.
Jonhy: aunque mas aceptado, con Jonathan
Scarleth:Scarlett
Kevin.

En fin, en nombres y apellidos existe todo lo que podemos imaginar, pero cada uno de ellos apuntan a un mismo objetivo: ser más ‘blanquito’ y a que, por último, nuestra tarjeta de presentación tenga un poco de rubio, de gringo, de europeo o de clase alta.

Es que no queremos ser negros, ni mapuche, ni latinos, ni sudacas. Ni puntos, como gritaba hace unos días un famoso profesor, en una cátedra, recordando su paso por los Estados Unidos.

Sí, porque querámoslo o no, la mayoría de nosotros no somos blanquitos. Y para la mayoría es una pesada mochila que no se quiere cargar. Peluquerías, cremas que aclaran la piel, nombres, lo que sea para ser un poquito más blancos o un poquito menos negros.


Recordé entonces lo que se dice cuando se espera durante nueve meses a que nazca el nuevo ciudadano, meses de expectación, sin duda, sobre el cómo será la guagüita. Después de darle todas las bendiciones cristianas correspondientes, se remata con la última bendición, la más importante de todas, esa que le dará la clave al éxito dentro de su comunidad. Rebasantes de emoción, la tía o la abuela exclaman, casi agradeciéndole a Dios: ¡y es blanquito!

Qué nos queda para los morenos en esta sociedad en que el color de la piel dice mucho más que el quién eres. Ser el modelo humillado, el actor que debe interpretar una y otra vez al lanza, la niña que no pudo ser modelo, sino sólo la promotora. Juicios, prejuicios.

Si aprendiéramos todos a mirarnos en el espejo y reconocer los pigmentos oscuros como parte nuestra, creo, que actuaríamos, morenos y los no tanto, mucho mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

I'm agree with you black lady. Creo que vamos engrandeciendo aun más el velo de maya. No queremos ver la realidad y cosntruimos un extenso muro de Berlín, pero con una puerta de oro para todos quienes deseen depurar la raza. Sin embargo el retroceso acedia y nos volvemos aún más tercermundistas. Que no se nos acaben las fuerzas. Sigamos luchando por cambiar o más bien crear un poco de conciencia. Nos la han robado... salgamos a buscarla. ¡Vamos que se puede!

Unknown dijo...

mira la verdad me manddaron hacer un trabajo monografico sobre el racismo y me di con tu blog.

las personas blanquitas(me incluyo)
somos hermosas,en cambio los marrones o negros son feos o por lo menos no tan agrdables como los blanquitos . llego a esa conclusion por que es la realidad.
aunque lo que te digo te paresca cruel es la verdad sino mira a en las calles y compara a una persona blanca(ojo, blanca no un cholo blanco)con un marron o negro y te daras cuenta que tengo razon. adios amigo